lunes, 1 de octubre de 2007


"Un vacío más en el horizonte"


Por Luis Felipe Gamarra


AL TERMINAR ESTE INFORME, HABRÁ 27 HECTÁREAS MENOS DE BOSQUES EN EL PERÚ. NO PARECE MUCHO, PERO PODRÍA SIGNIFICAR EL FIN DE UNA ERA CON OXÍGENO. PESE A TODO LO QUE SE DICE SOBRE EL TEMA, Y DE TODO EL DRAMA QUE LE PONGAN LOS EXPERTOS, EN EL PAÍS NO EXISTE NINGUNA MEDIDA PARA DETENER LA TALA ILEGAL


En 90 minutos, lo que dura un partido de fútbol, se deforesta en el Perú el equivalente a 43 campos donde se practica el mismo deporte. Imaginemos de pronto que existe un determinado número de canchas y que en cada partido estas se van esfumando. No necesitamos ser analistas deportivos para saber que antes de finalizar el campeonato no habrá ningún lugar donde seguir practicando el deporte más adictivo del país. Pero quizá la metáfora no resulta dramática.


Hablemos entonces de porcentajes. El Banco Mundial estima que el costo anual por la degradación ambiental del país equivale al 4% del PBI, aproximadamente S/.8.200 millones. De ese porcentaje, 0,5% le corresponde a la deforestación, equivalente a S/.1.025 millones.


En el 2004, la Cámara Nacional Forestal y la Universidad Agraria La Molina estimaron que las actividades de tala ilegal extraen yvenden más de 60.000 m3 de madera al año, que representa un valor de mercado de US$72 millones. Ese mismo año, el International Timber Trade Organization consideró que del total de la madera exportada, el 70% era de origen ilegal.
En el libro "Análisis Ambiental del Perú: Retos para un Desarrollo Sostenible", del Banco Mundial, se señala que en el Perú no existe una institución autónoma que exija que se cumpla con la normativa ambiental. En los próximos días, el TLC, incluyendo la adenda forestal, que exige que toda madera exportada provenga de bosques responsables, podría aprobarse y, pese a los debates, las iniciativas, las promesas, los foros y las mesas de diálogo que existen en torno al tema forestal, hasta la fecha, no existe ninguna medida concreta que logre ponerle fin al comercio ilegal de la madera.


ORO ROJO
En la selva, se conoce a la caoba con el nombre de oro rojo, por el color escarlata que lleva por dentro. Hace exactamente un año, como una de las tantas medidas que existen para detener la tala ilegal del oro rojo de la selva (el producto forestal más costoso del mundo), el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena), fomentó la certificación forestal voluntaria, un mecanismo que garantizaba que la madera explotada era de procedencia legal. Inclusive el Inrena se comprometió a reducir el pago por derecho de aprovechamiento, equivalente a US$1 por hectárea (las concesiones forestales abarcan desde las 5.000 y las 40.000 hectáreas), hasta un tope de 70%, a las empresas que certificaran su bosque y su cadena de custodia. Sin embargo, de los 7,5 millones de hectáreas en concesión, existe un total de 600.000 certificadas: 425.000 son de caoba. Esto representa en madera cerca de 1.000 m3, que en dinero significa US$1,5 millones, que no llegan ni al 3% de los US$52 millones de caoba que se exportaron en el 2006, según cifras del Ministerio de Agricultura.


El año pasado, Rafael Tolmos, entonces presidente del Comité de Maderas de ÁDEX, negó que el gremio de madera exportara un 90% de madera ilegal o blanqueada, como aseguraban los ambientalistas. Pero aceptó que podría tratarse de un 40%. Hasta el pasado viernes, Micha Torres era representante del mismo comité y negó que los exportadores de madera sacaran del país un solo tablón ilegal: "Será el 40%, pero de la empresa del señor Tolmos". Maderera Bozovich, donde trabaja Tolmos, es el principal exportador de caoba, según cifras de Prómpex. En el primer semestre del 2007, la empresa exportó US$15,5 millones.


La ONG World Wildlife Fund (WWF) Perú intenta convencer a empresas americanas, las principales compradoras de madera peruana, de adquirir caoba solo de empresas certificadas. "Es ordenar el mercado a partir de las leyes de la oferta y la demanda", explica Steve Gretzinger, coordinador forestal del programa Global Forest and Trade Network de WWF. En la reserva del Alto Purús, el costo por talar un árbol de caoba es de S/.2.000; en Puerto Maldonado llega a S/.10.000; y ya en Lima, debidamente blanqueada, un exportador podría comprarla por S/.35.000. Esa caoba en EE.UU. costaría US$74.000 (S/.259.000), 170 veces más de lo que costó extraerla, según Gretzinger.


HECHOS LEÑA Indonesia se ha transformado en el tercer país que emite más gases de efecto invernadero en el mundo, después de Estados Unidos y China, por culpa de la tala indiscriminada de sus bosques. En el 2004, el gobierno de ese país estipuló que los madereros de las ínsulas indonesas solo podrían exportar madera manufacturada. Entonces, Indonesia perdía cada año cerca de US$4.000 millones entre ingresos e impuestos. Pese a las medidas, en el 2007 se estima que el 70% de la madera manufacturada es de origen ilegal. En el Perú, la madera manufacturada alcanza apenas los US$10 millones, lo que equivale al 9% de las exportaciones de madera.


Brasil, con todo su poder económico, no ha podido hacerle frente a las mafias madereras. Bolivia, que lideraba la certificación de bosques en América Latina, está mostrando retrocesos. Evo Morales, en Bolivia, está otorgando terrenos concedidos a diversas comunidades. El Perú, pese a sus carencias, deberá encontrar una manera de ponerle fin, antes de que el partido haya terminado.


Suplemento DIA 1 El Comercio - 1 de Octubre 2007

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