viernes, 6 de marzo de 2009



A las mujeres maestras de Educación Intercultural Bilingüe, el reto más grande para una maestra


Elena Burga Cabrera

De mujeres extraordinarias, mujeres ejemplo, mujeres heroicas y luchadoras está llena la historia, definitivamente. No hay lugar en el mundo donde ellas no estén a la vanguardia de los cambios por un mundo mejor, al lado de algunos hombres luchadores que también los hay muchos. Sin embargo, poco se dice de las mujeres que desde su labor cotidiana, desde su trabajo diario, que generalmente no es reconocido como de “gran importancia”, muchas veces solitarias y casi abandonadas, también están luchando día a día por un mundo mejor, más justo y más humano.

Me refiero a mujeres como aquellas que son maestras y que tienen la gran responsabilidad de formar a los niños y niñas de un pueblo indígena, de una zona de los andes o de la Amazonía, de una región; y que son la esperanza de un futuro mejor para sus pueblos. Me refiero a muchas mujeres indígenas, profesoras de educación intercultural bilingüe, que día a día tienen que enfrentar cientos de dificultades para lograr que sus niños y niñas - que tienen una cultura y lengua que no es la dominante - en primer lugar vayan a la escuela, en segundo lugar que se sientan bien en ella, y en tercer lugar que aprendan lo que realmente necesitan para vivir en su medio y para desenvolverse, inclusive, en otros lugares y contextos socioculturales. Maestras que tienen que enseñar en dos lenguas y desarrollar en sus niños las mismas capacidades en ambas lenguas. Maestras que tienen que recoger los conocimientos, prácticas y valores de su cultura e incorporarlos en el currículo como contenido educativo, así como enseñar conocimientos y técnicas de otras culturas, con una perspectiva intercultural. Mujeres que tienen que tener una fuerza motora increíble que las impulse a trabajar con entusiasmo aún en las condiciones más adversas que las de cualquier maestro de zona urbana y más aún de muchas otras profesiones, pues no cuentan con los recursos elementales que les permitan un mejor desarrollo de su trabajo. Mujeres que además tienen que estar en constante preparación sobre las nuevas tecnologías educativas y rendir exámenes y pruebas en castellano (que es su segunda lengua) para que puedan ser contratadas cada año por el sector educativo, para no ser desplazadas por maestros castellano hablantes que generalmente tienen un mejor manejo de esta lengua, suelen poseer más diplomas y títulos y más posibilidades de tener “influencias” en los órganos del sector.
Quiero rendir un humilde homenaje a esas mujeres, maestras peruanas Shipibas, Quechuas, Aimaras, Asháninkas, Yáneshas, Machiguengas, Nomatsiguengas, Boras, Huitotos, Tikunas, Kukamas, Kichwas, Awajun, Wampis, Achuares, Yines, Harakmbut, Ese’ejas, Yawas, Shawis y de muchos otros pueblos indígenas que habitan en nuestro país. A ustedes, MAESTRAS DE LA EIB, y a muchas otras maestras que sin ser indígenas también están luchando por una educación pertinente y de calidad en todo el país, mi más profundo reconocimiento y respeto, y mis votos por que sigan luchando día a día por formar a los nuevos hombres y mujeres interculturales y bilingües que necesita nuestro querido Perú.
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Hago mías las palabras de Elena, mi saludo y respeto a las maestras indígenas.
Dubner OPII FORMABIAP http://www.formabiap.org

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