jueves, 17 de enero de 2008



Parque nacional en mira de petrolera

Ramiro Escobar
Ejecutivo intentó recortar zona intangible para explotar yacimiento de hidrocarburos.
Foto: Tapir en un prístino parque natural amenazado por petrolera.

Unas 20,000 especies vegetales, por lo menos 600 especies de aves, 232 especies de peces, 174 especies de mamíferos, 100 especies de reptiles y 1,200 especies de mariposas. Y por añadidura, un paisaje sobrecogedor, inconmensurable, de bosques y ríos.

Este paraíso terrenal es el Parque Nacional Bahuaja-Sonene, enclavado entre las sudorientales regiones de Puno y Madre de Dios. Tiene una extensión de 1’092,142 Ha, diversos ecosistemas, una biodiversidad alucinante, una belleza espectacular. Y además una condición ya muy escasa en este mundo: en buena parte de este territorio, no hay casi presencia humana.
Sin embargo, en setiembre el Consejo de Ministros discutió una propuesta que tendría un despropósito monumental: recortarle a este parque nacional nada menos que 209,782 Ha para crear el lote petrolero 78 que permita la explotación del gran yacimiento que se presume existe en ese lugar.
La fórmula para lograrlo era enviar un proyecto de ley al Congreso que permitiera derogar los decretos supremos de julio de 1996 y de setiembre del 2000 que delimitaron el territorio de esta área protegida.
“Si se abre la puerta para la inversión petrolera, vendrán por acá muchos problemas más”, dice José Luis Capella, abogado de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA). “No se puede vulnerar así las normas ambientales”.
Las leyes peruanas, en efecto, disponen la existencia de nueve categorías de áreas protegidas. En tres de ellas —parques nacionales, santuarios nacionales y santuarios históricos— sólo está permitido el uso indirecto de los recursos naturales y el paisaje.

Prohibida extracción de recursos
En otras palabras, sólo se puede hacer investigación científica no manipulativa, así como actividades turísticas y recreativas bajo condiciones bien reguladas. No está permitido, en modo alguno, extracción directa de recursos ni modificaciones del ambiente.
Ya en 1998, cuando el territorio se encontraba como Zona Reservada —categoría transitoria antes de que se declare área protegida, según las leyes peruanas—, la empresa estadunidense Mobil Oil inició exploraciones también con fines petroleros. La protesta de ambientalistas y algunas denuncias periodísticas detuvieron el proyecto.
El actual gobierno habría tomado la vía del recorte de Bahuaja-Sonene porque no puede retroceder en materia de legislación ambiental.
Según el artículo 68 de la actual Constitución Política del Perú, “el Estado está obligado a promover la conservación de la diversidad biológica y de las áreas naturales protegidas”. Y en el capítulo 18 del tratado de libre comercio con EEUU —ratificado por el Senado de ese país el 4 de diciembre — también se establece esa obligación.
Si parte del parque nacional deja de ser área protegida, cualquier actividad estará permitida. Y lo lógico, como sostiene Capella, es que con los petroleros, también entren los madereros ilegales y los mineros informales. “Tenemos miedo de que esto se convierta en un nuevo Huaypetue”, apunta Ninón Díaz, sub-gerente de áreas protegidas de la Región Madre de Dios, refiriéndose a un desastroso ejemplo de lo que ocurre cuando hay permisividad ambiental.
En Huaypetue, en Madre de Dios, cerca de 15,000 extractores de oro, la mayoría informales, han convertido esta porción de la Amazonia en un desolador páramo. Han llenado los ríos de mercurio, deforestado la zona y hasta hay denuncias de trabajo forzado o esclavitud.
Bahuaja-Sonene podría tener ese destino si se decide optar por la inversión petrolera y, de hecho, en algunos ríos de la vecina Reserva Nacional Tambopata ya se observa la presencia de esos mineros informales.“Cada día hay más”, acota Díaz.
Además se perderían otros potenciales incomparables, que este lugar maravilloso atesora en medio de sus bosques frondosos y su abundante fauna extraña: los servicios ambientales, la posibilidad de utilizar los recursos de la naturaleza de manera inteligente.

Agua bendita
Como explican Capella y Díaz, las inmensas florestas y ríos de Bahuaja-Sonene proveen de agua a otras cuencas y a la vez purifican el curso de otros ríos, como el Tambopata. De ellos se surte de agua, por ejemplo, Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios.
Todo el delicado territorio es como un gigantesco criadero de peces, que luego sirven de alimento a las poblaciones de colonos y nativos que viven en áreas aledañas. A su vez, es hábitat de numerosas especies de fauna, de las que al menos 13 son endémicas.
No es menos importante su aporte, silencioso pero efectivo, a la lucha contra el calentamiento global. Este es uno de esos pocos lugares en el planeta que, de manera incansable, purifica el dióxido de carbono que crece a pasos agigantados y alarmantes.
Eddy Torres, de la Sociedad Zoológica de Francfort, que trabaja en este lugar, recuerda que este bosque esconde aún misterios científicos. En su interior, frondoso y en parte desconocido, podrían encontrarse plantas o animales de gran potencial genético.
Tan dispendiosa es la biodiversidad de este lugar que en el 2002 la Nacional Geographic Society lo declaró como uno de los siete santuarios naturales más emblemáticos del planeta. Se trata de un ecosistema excepcional, casi intocado por el ser humano.
El gobierno se vio obligado a retroceder en sus pretensiones tras una campaña emprendida por un grupo de organizaciones no gubernamentales y empresas, a través de acciones públicas y de un portal web —www.salvemoscandamo.com—que alude a la zona del Candamo, una de las partes más bellas del parque.
Por el momento, no hay indicios de reciclaje de la extraviada idea. Pero la creciente alza internacional de los precios del petróleo podría hacer que, más temprano que tarde, el gobierno cargue contra quienes defienden esta maravilla.
Fuente: Noticias Aliadas
Foto: Ernesto Benavides

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